A veces escribo para distraerme, otras veces sólo para concentrarme en escribir. Normalmente me duele empezar y cuando lo consigo no hay como detenerme. En sí soy adicta a escribir. La literatura para mí es un frenesí, sin ella sufro más de lo que sufro por ella. Porque todo lo que realmente amas, duele. Por eso me dueles tú. Porque te amo.

lunes, 29 de julio de 2013

After Dark

11:55pm

1


Eyes mark the shape of the city

Through the eyes of a high-flying night bird, we take in the scene from midair. In our broad sweep, the city looks like a single gigantic creature—or more like a single collective entity created by many intertwining organisms. Countless arteries stretch to the ends of its elusive body, circulating a continuous supply of fresh blood cells, sending out new data and collecting the old, sending out new consumables and collecting the old, sending out new contradictions and collecting the old. To the rhythm of its pulsing, all parts of the body flicker and flare up and squirm. Midnight is approaching, and while the peak of activity has passed, the basal metabolism that maintains life continues undiminished, producing the basso continuo of the city's moan, a monotonous sound that neither rises nor falls but is pregnant with foreboding.

Our line of sight chooses an area of concentrated brightness and, focusing there, silently descends to it—a sea of neon colors. They call this place an “amusement district.” The giant digital screens fastened to the sides of buildings fall silent as midnight approaches, but loudspeakers on storefronts keep pumping out exaggerated hip-hop bass lines. A large game center crammed with young people; wild electronic sounds; a group of college students spilling out from a bar; teenage girls with brilliant bleached hair, healthy legs thrusting out from micromini skirts; dark-suited men racing across diagonal crosswalks for the last trains to the suburbs. Even at this hour, the karaoke club pitchmen keep shouting for customers. A flashy black station wagon drifts down the street as if taking stock of the district through its black-tinted windows. The car looks like a deep-sea creature with specialized skin and organs. Two young policemen patrol the street with tense expressions, but no one seems to notice them. The district plays by its own rules at a time like this. The season is late autumn. No wind is blowing, but the air carries a chill. The date is just about to change.

Haruki Murakami (Excerpt from After Dark)

jueves, 25 de julio de 2013

¿Destino o convicción?

Hay una frase que dice que las personas que realmente quieren estar en nuestras vidas siempre van a encontrar una forma de hacerlo, como para enfatizar el hecho de que las cosas se resolverán al final y que si algo tiene que pasar no importa si te pongas o te quites, va a pasar. Sin embargo, ¿qué tan cierto puede ser esto? Las cosas no llegan de la nada con que nos sentemos a esperar. Este siempre ha sido mi punto de vista ante cualquier situación en la vida. No sé porque, me cuesta creer en el destino. Así que, cuando leí esa frase, no pude pensar una cosa más que yo también soy es persona que realmente quiere estar en la vida de alguien más. 

Es irrelevante que tan cierta es esa frase, lo real acerca de ella es que siempre intentamos quitarnos responsabilidad de pérdidas de terceros, utilizándola como justificación; como si creyendo que si le importamos a alguien tendría que luchar por nosotros para quedarse, nos hiciera menos culpables de nunca habernos comportado de la misma manera. Así, si algo no pasa como queremos, tenemos el pretexto de que es culpa de alguien más. Pero no es así. Tanto la persona que realmente quiere estar en nuestras vidas, como nosotros mismos, somos igualmente responsables de que algo no funcione. ¿Cierto?

Creo que es sumamente importante reflexionar ambas perspectivas de esta frase. No sólo somos los emisores, siempre somos receptores a la vez. Así que, más que aferrarnos a una idea de que alguien debe de luchar por nosotros mismos, hay que saber reconocer que todos somos responsables de unos y otros - sobretodo cuando se trata de mantener una relación sentimental. De nada sirve esperar que alguien llegue si la persona que debería llegar y demostrar su cariño está esperando exactamente lo mismo de nuestra parte. Es por esto que este tipo de frases "motivacionales", o como se les puedan llamar, me molestan demasiado. Porque nos están educando a ser pacifistas, a siempre esperar y nunca actuar, a creer que si las cosas no pasan por algo es por destino y no por nuestra propia culpa.

Está claro que para ganar se necesita competir y preparase para poder conseguir eso que deseas. Nadie gana premios esperando que se los den sin mérito alguno. Entonces, no vamos a lograr que la gente se quede en nuestras vidas sólo por convicción. Todos somos humanos y somos débiles y hay que mantenernos fuertes por nosotros mismos y por quienes nos rodean que, a fin de cuentas, siguen siendo una parte esencial de lo que somos y en lo que nos hemos de convertir.

lunes, 22 de julio de 2013

Transición

22/07/13 16:17 (Hora de verano del Pacífico)

Necesitaba hablar con él, escribirle al menos, pero no sabía ni que decirle, ni por donde empezar. A veces puede llegar a ser tan inhumano. Y yo engo que luchar contra mis ganas de hablarle cada segundo del día porque aún tengo la esperanza de que él aún tenga ganas de hablarme.

Una por una empezaron a salir las palabras, y con ellas las lágrimas también, y me di cuenta, sinceramente, que si para él todo esto no es importante era mejor que ni lo molestara. Aún así decidí escribirle por última vez. No supe ni como decirle como me sentía, pues es una historia muy large. Ni siquiera sabía si debía hablarle de mi vida. Ya me había dicho antes que no era buena compañía y siento que a veces lo presiono demasiadó. Además, el psicólogo cree que la razón por la que estoy tan molesta con él es porque el final de esta situación no resuló ni cerca como yo lo esperaba.

Sí, le hablé de él al psicólogo. Pero le hablo de muchas cosas, no es porque él sea especial. De hecho, de lo que no hablo es de lo que no quiero dejar salir. Y si le hablé de él fue para sacarlo de mi sistema, y que bueno que lo hice, porque me está haciendo mucho daño. Aunque, en realidad, no creo que sea él, ni el mundo que está en mi contra, soy yo misma la que se hace daño con todo esto. Así que le hablé de él porque pensé que me daría razones para volverlo a buscar y decirle que quiero arreglar las cosas entre nosotros.

¿Cómo me sentí con eso? Bueno, como comenté anteriormente, es una larga historia. Y viéndolo desde diferentes perspectivas, me he puesto a analizar - sin ayuda de nadie - nuestra situación y verán, yo jamás le ruego a nadie. Y con él siempre era una constante eso de desaparecer y buscarnos cada cinco minutos (a veces sin encontrarnos nunca). Y presiento que si algo siente de que le haya escrito no debería ser alegría ni aprecio porque aún sigo luchando por nuestra amistad. Las verdaderas amistades no se terminan ni por mil peleas. Él para mi es un verdadero amigo, o al revés, yo soy una verdadera amiga para él.

Sin embargo, es muy cansado, es exhaustivo, estarlo buscando cada dos semanas y que una semana esté bien y sea lo más cercano que he tenido y tres cuatro o cinco días después no sólo odie su vida sino a todos los que intentamos hacerlo sentir bien.

Se lo dije porque pensé que debía saber que por fin logré entender el porque ya no se acerca. Y quería decirle sin rencor que lo dejaba ir.




¿Qué ha pasado después de eso? Todo ha sido una pesadilla.


miércoles, 3 de julio de 2013

Cuídate

Tuve que encerrarme en mi cuarto por un mes. Durante treinta días las paredes color beige de mi recámara fueron testigos de cada lágrima que derrame en esta ausencia. Tuve que volver a analizar todas y cada una de mis prioridades, tomando en cuenta que ahora la gente que me rodea cree que no estoy mentalmente estable como para ser de alguna manera una persona independiente. Son pocas las veces en las que me dedico a recordar el pasado. Me pidieron que ya nunca hablara de él, que lo dejara ir, así que eso hice - o intenté hacerlo.

Es sólo que me cuesta un trabajo infinito no recordar la última declaración sincera que alguien me escribió (no mencionaré su nombre y como no lo quiero delatar tampoco escribiré tal cual las palabras que yo leí), "entiendo que te quieras alejar (o algo así) hace mucho tiempo que ni yo me siento cómodo conmigo mismo (o algo así)..." Así que lo hice. Porque sabía que inconscientemente él me estaba rogando que lo hiciera. Y esta vez no es temporal como las otras cincuenta veces en que me dije a mi misma que era hora de dejar atrás el pasado. Esta vez cerré una puerta y ya no es que no quiera volverla a abrir, sí quiero pero estoy aterrada. El miedo no me deja ni siquiera mover un solo dedo. Estoy aterrada.



Hoy me tomé dos tazas de café y seis pastillas. He ganado peso, mi cabello luce maltratado, tengo ojeras, mi nariz sigue rota y no he podido dormir en más de tres días. Extraño sentir el tibio roce de una mano entre mis dedos y un par de labios en mi oreja. Extraño cantar y bailar bajo la lluvia. Extraño la luna y el sol. Extraño los shots de tequila en reuniones con amigos. Extraño a esos amigos. Extraño convivir. No he fumado en treinta días y creo que es parte de mi ausencia y mi ansiedad. (¿Qué me hiciste?)

Resumiendo, no estoy bien. No estoy bien conmigo, por eso lo busque, por eso se lo dije, para que intentara ayudarme y ahora ya no me tengo a mi, ni lo tengo a él. Ahora estoy tirada en el piso bañada en sagre, esperando que regrese. No creo en Dios pero seguiré rezando porque él vuelva. Seguiré rezando. Y rezando. Y rezando hasta el último latido.

Seguiré rezando por que abra los ojos una última vez y me vea a su lado intentando detener la hemorragia en su brazo izquierdo. (¿Por qué lo hiciste?)

Habíamos quedado que iba a estar a mi lado en Paris. Habíamos prometido que iba a ser yo quien se quitara la vida en diez años. No él y mucho menos no ahora. No lo comprendo. No puedo creer que esté muerto. (No te mueras. Dime porqué lo hiciste.)



Intentas tomar mi mano, me miras a los ojos y me dices en un suspiro "no lo sé". Un segundo después abro los ojos. Estás a mi lado pero ahora estás más lejos que nunca.